19 dic 2012

POSTALES DE UNA VIDA 2 Anécdotas y curiosidades


Primera gira por Uruguay. 

Annus Horribilis

      1915 fue un año de luces y sombras para Gardel. Sobre todo de sombras.

           Por desavenencias con Giusseppe Tagini, atravesaba una racha sin poder grabar discos desde 1912. Este bache discográfico recién llegaría a su fin en abril de 1917 cuando Max Glücksmann vuelve a darle la oportunidad de editar, junto a Razzano. A pesar de ese interín sin discos el dúo Gardel-Razzano cosechó múltiples éxitos y su popularidad iba en ascenso, y a comienzos de 1915 realizan la primera gira internacional, por Uruguay, donde se presentaron como cantores nacionales (ante la prensa Carlos algunas veces se declaraba uruguayo, y otras argentino). 

           Poco después se concreta la posibilidad de emprender una segunda gira internacional, esta vez por Brasil, con la exitosa Compañía Dramática Rioplatense, para actuar en "Los Mirasoles", la obra más famosa de Julio Sánchez Gardel.

Sin embargo el viaje tenía para Carlos un inconveniente: la imperiosa necesidad de regularizar su situación legal. Aunque él pudo tramitar sus documentos al cumplir la mayoría de edad, lo cierto es que nunca lo hizo, y ya en plena edad adulta, aún seguía sin papeles. Al parecer hasta entonces utilizaba una cédula de identidad falsa, que lo daba como nacido en Avellaneda, gracias a la intervención de Alberto Barceló, intendente de dicha ciudad, y Cristino Benavídes, jefe de la policía bonaerense.

           En agosto Gardel solicitó una Cédula de Identidad argentina, en la comisaría de La Plata (M. Iñiguez y R. Ostuni)Presentó una libreta de enrolamiento y una fe de bautismo (¿acaso gestionadas por el comisario Cristino Benavídes?) e inventó su nacimiento en dicha ciudad, el 11 de diciembre de 1887, indicando unos padres falsos, Carlos Gardel y Berta Gardel. Benavídes firma como testigo en este trámite, da su domicilio: calle 53 esquina con 2, mientras que Gardel puso como dirección calle 2 Nº 1013; en ambos casos se trata de la misma vivienda pues ésta hace esquina entre 53 y 2, y lleva el número 1013.

Primera gira por Brasil.

El día 13 de ese mes retiró su cédula donde se lo declara argentino, nacido en La Plata. De este modo, y ya sobre el límite del tiempo, consigue los documentos que el 17 de agosto le permiten embarcar en el SS Infanta Isabel con rumbo a Brasil. El Dr. Juan Fenoglio nos explica que, si bien tenía una libreta de enrolamiento falsa, el cantor requería de la cédula para salir, debido a que los indocumentados (como era su caso) debían tramitar sus papeles en el Registro Civil en vez de en la policía.

SS Infanta Isabel traslada a Gardel hasta Brasil.
           Un día después que zarpara el barco, llega a La Plata el informe de antecedentes de la División de Investigaciones de Buenos Aires: se descubre que las huellas dactilares pertenecen a "El Pive Carlitos", quien está sindicado como estafador por medio del cuento del tío, una especie de engaño que consiste en solicitar dinero (para poder hacer un viaje o cualquier otra excusa), con la promesa de devolver una cantidad varias veces superior al monto prestado. De lo que hay total certeza es que esta documentación es auténtica, pero dudamos que la denuncia sea verosímil. Por el asunto de la estafa el sospechoso nunca sufrió una imputación, procesamiento, condena, ni detención. ¿Qué sentido tiene añadirla al expediente? Por este motivo algunos juristas sospechan que es una falsa imputación, puesta allí de mala fe, mientras que otros se inclinan por pensar que fue un agregado que algún funcionario policial de Capital envió para "tapar" delitos mucho más graves y cuyos legajos se habían hecho desaparecer por influencias políticas. 

Expediente de "El Pive Carlitos", 1915.
           El causante ya estaba fuera del país. Desconocemos las causas, pero en Brasil fue detenido por los agentes del Estado de São Paulo. Se defendió alegando que venía a trabajar como cantor, y el comisario le contestó: "¿Você é um cantor? ¡Você é um gatuno!"  (¿Vos sos cantor? ¡Vos sos un chorro!) (Julián y Osvaldo Barsky)
Comisaría de São Paulo, donde estuvo detenido Carlos Gardel.
           También fueron detenidos varios timadores profesionales, entre ellos Yéyaro, alias “Barriga Retobada”  (Silvestre Otazú)un veterano carterista del Abasto, que formó parte de la banda de Andrés Cepeda, aquél famoso poeta, cantor, ladrón y estafador profesional, que murió apuñalado en 1910 a la salida de un prostíbulo en San Telmo (Victor Di Santo). Sin necesidad de vincular esta detención con los delitos imputados en el expediente de La Plata, sí resulta indicativa de la amistad que Carlitos mantuvo con el Divino Poeta de la Prisión y su gente. De Cepeda tomó varios poemas que musicalizó en 1912, para Discos Columbia (Francisco Bianco). Quizás pudo aprender de él otros "gajes del oficio" (Raúl Torre y Juan Fenoglio). Al respecto existe una anécdota ocurrida en Brasil: el Morocho notó que su compañero Elías Isaac Alippi se palpaba con frecuencia la parte trasera del pantalón; aprovechó un momento de distracción para birlarle cinco soberanos de oro que tenía  guardados en el bolsillo abotonado, envueltos además en un pañuelo bien anudado. Terminada la sustracción volvió a abrochar el bolsillo con sumo cuidado. Rato después Alippi se percató del robo y acusó a su amigo, quien lo negó vehementemente. Pasaron muchos años hasta que al fin reconoció su autoría, entre grandes risotadas (Rafael Flores).


           Precisamente fue Alippi quien se apersonó en la comisaría de São Paulo para explicar que en verdad el detenido había venido para trabajar en el Teatro Municipal como parte de la compañía teatral argentina. 


           ¿Cuáles fueron las causas de dicha detención? ¿Quiénes eran los otros detenidos (además del ladrón Yéyaro)? ¿Cúanto tiempo permanecieron demorados?...  Esas y otras dudas podrían ser aclaradas consultando el expediente paulistano de 1915, si aún se conserva.


            Terminada la gira arribaron al puerto de Buenos Aires el 24 de octubre a bordo del SS Vapor Re Vittorio donde Gardel se registra como "casado" y con "43 años de edad" (¿son errores de registro, o son datos falsos que dio adrede?)

          Distaba mucho de ser el último incidente que El Mudo tuvo ese año. Ni siquiera fue el más grave...

          La madrugaba del 11 de diciembre, cuando festejaba los 28 años declarados en su flamante cédula, recibió un disparo. Una vez más, uno de los involucrados en el suceso fue Elías Alippi.
           El episodio siempre se mantuvo en la nebulosa, dando pie a distintas fábulas y confusiones. Los nombres de los agresores se publicaron en la prensa de la época. Quien apretó el gatillo fue un tal Roberto Guevara, integrante de la banda capitaneada por Moreno Gallegos Serna. Posteriormente, algunos investigadores hicieron correr la versión que tales personajes eran sicarios contratados por Juan Garesio, dueño del cabaret El Chantecler, que quiso deshacerse del galán por celos por haber seducido a su compañera, la famosa Ritana. Este rumor tampoco está confirmado puesto que Gardel y Garesio (y la Ritana) mantuvieron una buena relación durante años. En las crónicas el asesino figura citado como "Roberto Guevara L." El segundo apellido es Leiva, pero en la  la década del '70 ciertos medios tomaron esa L como inicial de "Lynch", haciendo correr el rumor que se trataba del hermano de Ernesto Guevara Lynch, padre del "Che". Respecto al jefe del sicario, Moreno Gallegos Serna, tampoco tendría parentesco con Celia de la Serna, la madre del "Che" (cuyo apellido es "de la Serna" y no "Serna" a secas). Acotamos otro detalle interesante: la partitura del tango-milonga "Suipacha" de  Eduardo Arolas, está dedicada "a mis estimados amiguitos M. Gallegos Serna y E. Garrido". Es válido conjeturar que en realidad todos los intervinientes en el suceso se conocían y frecuentaban la noche porteña (Ricardo Ostuni). Gardel no interpuso ninguna denuncia contra sus agresores, cosa que no deja de levantar suspicacias.

           Aunque Razzano prefirió pasar aquella velada en el café de "Los Angelitos", muchas décadas después dio su propia versión del suceso, afirmando que el destinatario del disparo era Alippi y que Gardel se interpuso, quedando el proyectil alojado en su pulmón izquierdo, coincidiendo con aquella bala que apareció en la autopsia, en Medellín. Lo mismo fue contado por el periodista Edmundo Guibourg, y el chófer Antonio Sumaje; ninguno de ellos había sido testigo directo del hecho. Las palabras de Guevara antes de disparar fueron: "Ya no vas a cantar más El Moro", así lo confesó a la prensa el propio Gardel dos meses después del incidente, y con esto quedan descartadas las versiones de que el tiro iba dirigido a Alippi. Según Alippi, él golpeó el brazo del atacante, para intentar desviar el disparo hacia el suelo. La bala rebotó y se alojó en la pierna izquierda de Gardel. Esa versión coincide con la de "el vasquito" Echenagucía, amigo de Carlos Morganti, que presenció aquél momento y asegura que la bala impactó entre la ingle y la rodilla, y que tuvo que improvisar un torniquete con un mantel para detenerle la abundante hemorragia (Andrés Amil). Un corte en la arteria femoral es mortal. Andrés Cepeda había muerto desangrado por un corte en esa zona. Tal vez la herida fue en el nervio, sin afectar la arteria. En sus largometrajes apreciamos que Gardel rengueaba, es decir, que tenía afectado el nervio femoral (mononeuropatía), lo cual pareciera dar sustento a la versión de los testigos.

           Si fue herido en la pierna, ¿cómo es posible, entonces, que en la autopsia de Medellín encontraran una bala en su pecho? Asimismo, el vespertino "La Razón", del 13 de diciembre de 1915, publicó una crónica policial con el título "Agresión a Gardel", con un contenido similar al que apareció en "La prensa". Ambas crónicas coinciden en que el autor del disparo fue Roberto Guevara hiriéndole "en el costado izquierdo de la región toráxica". ¿Porqué los testigos dieron entonces una versión distinta? 

            Hay más contradicciones: el doctor Ricardo Donovan, del hospital Ramos Mejía, afirmó haber examinado la herida, comprobando que había perforado el pulmón izquierdo, sin orificio de salida. Sin embargo, las notas periodísticas de la época indican que fue llevado al consultorio Central de la Asistencia Pública donde se le practicaron las primeras curas y de allí al Hospital Rawson (en la Avenida Amancio Alcorta 1502, Barracas). Según investigaron los inspectores Raúl Torre y Juan José Fenoglio, el cantor fue  internado en el Hospital Fernández, que era el que estaba más cerca del lugar del incidente, añadiendo que el doctor Donovan tal vez quiso adjudicarse el haber atendido al Ídolo, y cambió el lugar porque él trabajaba en el Ramos Mejía. Los inspectores consideran que además el galeno exageró al indicar que la bala había perforado el pulmón, y que un proyectil que atraviesa la ropa conlleva un alto riesgo de infección, sobre todo si consideramos que era el mes más caluroso. 

         En el antecitado reportaje de febrero de 1916 Gardel confirmó que la bala permanecía en su cuerpo: "La bala no pudo ser extraída pero debo confesar que no la siento, ni me molesta en ninguna circunstancia". Nos quedamos sin saber si quedó alojada en su pecho (como decían los diarios) o en su pierna (como aseveraron algunos testigos).

           La respuesta final a tantas dudas la dio el médico forense colombiano Jaime Rodríguez Estrada, que participó en la autopsia al cuerpo calcinado de Gardel, en Medellín. Estrada en ese entonces era estudiante de medicina y tenía 21 años. Relató al investigador Rodolfo Omar Zatti: "Para vencer la contractura de su extremidad superior, había que abrir la articulación del hombro izquierdo. Y así lo hice. ¡Me encontré con una bala alojada en el pectoral mayor, muy cerca del corazón! Me pregunté ¿qué hace ésto aquí? Con el correr del tiempo nos enteramos que había recibido este impacto en una reyerta que tuvo en su juventud?"¿Alguien habrá conservado esta auténtica reliquia gardeliana? El desconocimiento del origen de esa bala es lo que habrá hecho que las autoridades aeronáuticas por prevención lo ocultaran; y es la responsable del falso rumor de una balacera dentro del avión. 

          Vemos que el proyectil se alojó en el pectoral mayor izquierdo —músculo superficial, plano, ubicado en la región anterior superior del tórax—. Unos centímetros más y hubiese perforado el corazón acabando de forma prematura con la vida y la obra del mejor cantor del siglo XX. La delicada ubicación justifica que los médicos evaluaran menos peligroso dejarla allí que intentar extraerla.

           Una herida muy grave y con consecuencias mortales. Sin embargo la recuperación fue milagrosa. Razzano exageró afirmando que su compañero estuvo internado en el hospital Ramos Mejía cuarenta días y cuarenta noches, al borde de la muerte. El día 13 de diciembre el diario "Tribuna" comentaba: "Sigue completamente fuera de peligro este estimable cantor criollo. (....) Es posible que reanude sus agradables canciones dentro de una semana." El día 14 añade: "No hay ningún órgano vital interesado, ni hueso roto, por lo tanto se espera que en pocos días se encontrará de pie." (Hamlet Peluso y Eduardo Visconti)

          Sabemos con total certeza que el 3 de enero, es decir, tres semanas después del balazo, emprendió nueva gira artística por Uruguay. De hecho, algunas crónicas aseguran que incluso llegó a presentarse antes, sobre los escenarios en el Teatro San Martín, para cerrar los shows de fin de año de la obra "Juan Moreira". ¡Un auténtico milagro divino!

           Uno de los motivos para abandonar el país transitoriamente, fue el temor a nuevos atentados contra su persona (Adrián Pignatelli)Pidió protección a Juan Nicolás Ruggiero, más conocido como "Ruggierito", un pistolero y mafioso que controlaba la prostitución, el juego clandestino y el fraude electoral en Avellaneda; y estaba al servicio del intendente Barceló (Norberto Folino). Al parecer, Ruggierito hizo "entrar en razones" a Garesio, o a quién fuera que intentara matar al Zorzal.

           Posteriormente El Morocho y el cabaretero volverían a reconciliarse como buenos amigos; en una carta dirigida al montevideano Ricardo Bonapelch, oscuro personaje, le presenta "a su amigo Garesio" y le pide que lo "proteja" por si le pasa algún "inconveniente" durante su visita a Uruguay. Gardel escribe desde New York: «[Garesio] Ha tenido trastornos en Buenos Aires y va a esa para arreglar definitivamente sus cosas, por si le pasa algún inconveniente que estoy seguro que no, vos te encargarás de protegerlo ocupando tus influencias. Te agradezco de antemano todo lo que hagas por él» (el subrayado es nuestro).
           Finalizada la gira uruguaya de 1916, a mediados de febrero, prefirió quedarse unos días alejado de Buenos Aires. Recibió alojamiento en una estancia de Valle Edén, y visitó a Juan "Cielito" Traverso, uno de los dueños de la fonda "O´Rondeman" del Abasto, donde El Morocho había empezado su carrera de cantor (Edmundo Guibourg). Cielito se había refugiado en Tacuarembó en 1904, huyendo de la justicia tras acuchillar a un joven de familia adinerada. Al igual que Garesio, regenteaba casas de baile (que en realidad funcionaban como prostíbulos) tanto en Tacuarembó como en Montevideo, junto a su concubina, Amanda Escayola –la sobrina del coronel Carlos Escayola– (E. Payseé González).

           Gardel, en la soledad del campo, entre mates y payadas, tal vez se tomó un tiempo de silencio y reflexión, para evaluar aquellos sucesos de 1915, un Annus Horribilis.


Gardel en la televisión


        Esta peculiar imagen, que nos muestra a un Carlitos Gardel canoso, dando un show en un plató televisivo, apareció publicada en la revista porteña Caras y Caretas nº 1844, del 2 de marzo de 1934. El caricaturista Valdivia desarrolla a través de 12 cuadritos una semblanza del Zorzal Criollo donde también aparece, claro está, José Razzano. Como broche, se lo imagina envejecido, actuando aún frente a las cámaras. 


       Por desgracia, sabemos bien que dicha profecía nunca se cumplió. El gran artista fallecería poco después, 1935, en aquél horrible choque de aeroplanos de Medellín, 16 años antes de que Argentina emitiera su primera señal catódica, ó 21 antes de que lo hiciera Uruguay. Lo inquietante es que Alberto Pidemunt, el guionista, se imagina en la viñeta final a Gardel cantándole... a un aeroplano.


       A continuación dejo a mis amables lector@s la historieta completa, para que puedan disfrutarla...





Cuestión de números


        Carlos Gardel toda su vida fue muy supersticioso, y el tema números era importantísimo para él. 


       Su chófer, Sumaje, era un obsesionado de la numerología. Dícese que fue él quien le convenció que su número era el cuarenta y ocho, el popular “morto chi parla”. Algo de eso debe ser cierto porque seguía dicha cifra, ya fuera en las carreras de caballos, la quiniela, las habitaciones de hotel, etcétera. Por ejemplo, la mesa del bar "El Tropezón" que estaba reservada permanentemente a su nombre, era la 48. La pidió por primera vez en el local de Callao y Cangallo. El 1925 el techo se hundió sobre ella, una noche que él y sus amigos se ausentaron por pura casualidad. Entonces el bar se mudó a un local de la calle Callao Nº 248.


       El 48 también fue como el sino de su muerte. Si sumamos las cifras del año del accidente, 1935, 1+9+3+5=18, más el mes, 6, da como resultado 24, que sumado al día de la muerte, 24, resulta: 48.

       Pero a su vez, al restar 1935 menos 1887, el año de nacimiento declarado en su pasaporte, da como resultante… 48, “el muerto que habla”.
  

Similitud


        Algo debe haber en el inconsciente argentino.

 

Alvear en cine 3-D


        Éxitos como el de la película AVATAR pusieron de moda el cine tridimensional. Tecnología novedosa, el último boom de la Gran Pantalla.


       Pero… ¿qué antigüedad tiene esta idea? ¿Será acaso tan vieja como el cine?
Pues... veamos la siguiente ilustración:

       Se trata de la portada nº 1348, de la popular revista argentina CARAS Y CARETAS, publicada el 8 de febrero… ¡de 1924!
(Recordemos: en 1924 el cine era mudo y en blanco y negro. "El cantante de Jazz", primer film sonoro, se estrenaría tres años después, y las primeras cintas en color se filmarían recién en 1935 y se comercializarían a partir del '36.)
       El caricaturista Eduardo Álvarez imaginó al entonces presidente Hipólito Yrigoyen, junto a su Ministro de Guerra, Elpidio González, en una sala de cine, ambos usando las clásicas Gafas 3·D, de lentes azul-roja.
       En la pantalla aparece, a todo color, la figura de M. T. de Alvear, cuyo pie está a punto de aplastar a sus espectadores (rivales políticos). Elpidio exclama asustado: "¡Se nos viene encima!".
       Si analizamos la figura proyectada en el lienzo, comprobaremos que el efecto tridimensional se consigue separando los colores luz (rojo, azul, verde), tal y como lo logra la tecnología actual.

       En el lápiz de los artistas Hipólito Yrigoyen siempre fue una figura anacrónica. Se convirtió en el protagonista del primer largometraje de dibujos animados de la historia: "El Apóstol", sátira estrenada el 9 de noviembre de 1917.  Como comprobamos, otro dibujante lo ha convertido también en el primer dirigente que presenció una película 3·D.

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